La exposición inicia con un video en donde se establece el uso de sistemas constructivos tradicionales en el diseño y la sacralización del espacio.

El paisaje cultural de los pueblos mayas es la ventana por la que miramos los ciclos en el territorio que mantienen vivo el espacio, los saberes y la forma de habitar el territorio. En este paisaje la arquitectura vernácula juega uno de los papeles protagónicos cada año.

La corrida de toros permite que haya fiesta, esto ha establecido una relación corrida de toros-fiesta patronal. La transformación y apropiación de la tauromaquia por pueblos mayas generó un tipo de arquitectura compleja, llena de simbolismo, que transforma el territorio, efímera.

Mediante el uso de los tablados para las corridas se amarran cada año y permanecen en el paisaje cultural el tiempo que dura la fiesta patronal, generando el escenario de aprendizaje que transmite los saberes a las siguientes generaciones de palqueros. Si bien, la arquitectura vernácula es efímera, el paisaje cultural no lo es. El paisaje cultural permanece todo el año en el pueblo y se nutre de lo que el monte proporciona cada año.

El paisaje cultural maya se compone de partículas, en el caso de los tablados, están guardadas y dispersas en la casa de los Palqueros, en los árboles que proporciona la madera, en la palma y el bejuco.

Durante la fiesta patronal estas partículas se reúnen para transformar el paisaje y recrear la arquitectura vernácula. Al término de la fiesta patronal, la arquitectura vernácula se deconstruye y sus partículas regresan a los solares esperando el siguiente año. Otros elementos como la palma y la palizada se integran a techos y estructura del solar. Esto nos dice que el paisaje cultural maya son ciclos dentro de ciclos.

El pueblo de Nunkiní es uno de los 193 casos registrados en 2015, en los estados de Campeche y Yucatán. Otros casos no están documentados en poblados de Yucatán y Quintana Roo.

Esta arquitectura que se imagina, se platica, se cuenta, se traza, se construye, se vive y se goza en la fiesta patronal que permite que todos los pobladores vivan la corrida de toros. Después del evento se desmaterializa, de desmonta, cuidadosamente, se guardan celosamente cada uno de los componentes constructivos para ser utilizados al año siguiente, una y otra vez, guardados en la memoria de sus habitantes.