Se habló de la producción del hábitat de la vivienda rural tradicional a partir de tomar en cuenta la cosmovisión del habitante en el estado de Chiapas. En ese sentido se presentaron algunos aspectos culturales de la población indígena y sus condiciones de vida dentro de lo cual hay un olvido de las nuevas generaciones de las técnicas ancestrales, debido a la transculturalidad.

Al existir un movimiento continuo de migrantes, se ha generado un desplazamiento de formas constructivas, por ello, en algunos casos, el migrante acondiciona su vivienda con una visión californiana.

Dijeron que en el siglo XX se promovió el cambio de materiales constructivos, lo que provocó que las viviendas se construyeran con estos materiales nuevos, de ahí que este grupo de estudio tenga la preocupación de generar una producción social del hábitat. Retomaron algunos aspectos constructivos autóctonos de los mixe-zoque y mayas. En particular, retomaron a los tzotziles, quienes en sus construcciones usan adobe y tierra, así también que hay una participación muy activa de jóvenes y niños. Comentaron que el clima determina igualmente la construcción.

La importancia de usar métodos antropológicos estriba en que se puede detectar mediante ellos, cómo llevan a cabo sus procesos constructivos, cuáles materiales son frecuentes y cómo incorporan su visión de la vida para lograr una vivienda cómoda y a bajo costo. Igualmente, al retomar estas tradiciones constructivas, se debe tomar en cuenta las dimensiones humanas y ambientales como parte de un diseño participativo.